miércoles, 26 de mayo de 2010

Ese árbol-ellos

Ese árbol-ellos

¡Que urgencia de flores! De alpiste, de colores.
¡qué necesidad de un poco de ese amor que se mira a los ojos sin testigos!
No se si llegaré con agapantos o con dalias, o simplemente con un poco de la nata que abría las mañanas.
O solo con mis manos abiertas
Para sentir
Para dar
Para pedir
Para activar florines y achupallas
Corridas de toros imaginarias,
Pinturas intensas
Carcajada entre canciones
Inventos amorosos
Champaña con humitas
Hermanos como hormigas

Ese árbol – él


Ese árbol – él
Fue difícil tu adustez final
La oscuridad que elegiste
para celebrar el amor más luminoso de la vida

no tuvo canciones, ni dulce de membrillo tu partida
tuvo abrazos, memorias doloridas,
espléndidas nostalgias
otra vez bajo el mismo árbol
otra vez la misma tierra
las mismas ojeras esperando

no se si pude abrazar tu despedida
no tenían abrazos mis relojes
fúmate hoy conmigo mi silencio
dame, por favor, unos minutos de tu muerte

Ese árbol - ella


Ese árbol - ella

por qué no pude más que contener tus huesos
ya sin vigor, ya sin sonrisas, ya sin flores de papel
ya sin asombros

solo me quedó una canción entre las lágrimas
dispuesta a regar tus versos, tus bellas ojeras profundas
tus deslumbramientos cotidianos

no sé si te llevaste al fondo
ese poema que escribí para ti
la misma noche que llenamos de geranios clandestinos
los sueños de ambos

no se por qué no he vuelto
a ese árbol que florecía nietos y bisnietos
mientras te encontrábamos un lugar en sus raíces

vuelvo a ti, sin embargo, en mis dolores
en mis sueños imposibles
en el juguete que aún no armo
en la cometa que temo echar al viento

vuelvo a ti,
robadora de geranios
a besarte en la tierra que yo mismo puse
sobre la ceniza de tu historia